¡Es una buena pregunta! Pero, lo malo es que no hay una única respuesta que sea la adecuada para todos y cualquiera de nosotros.
Hay que distinguir entre "estudiar música" (formación académica) o "hacer música" (algo más intuitivo y menos formal). A hacer música, se puede empezar desde los 0 años. Sí, sí: desde que están en la tripa, los bebés escuchan y reaccionan ante las melodías que podemos tararearles, por ejemplo. Una vez en este mundo, si se les canta, palmea o balancea al ritmo de una melodía, normalmente también suelen disfrutar de tales actividades. Son seres sensibles a ello.
Ahora, tocar un instrumento requiere ciertas habilidades motrices que se van adquiriendo según vayan madurando y cumpliendo hitos en su desarrollo. Se puede hacer una exposición temprana a la música a través de canciones y bailes pero para hacer sonar un instrumento no suelen estar listos hasta los 3 años, mes arriba, mes abajo.
¿Es eso pronto? Sí, desde luego que yo lo considero muy pronto. Pero tiene una gran ventaja: y es la gran capacidad de aprender de los niños (cuanto más jóvenes, más naturalmente integrarán ciertos gestos a su expresión corporal), es un buen momento para "cultivar". Es como un idioma, todo el mundo sabe de los beneficios a largo plazo de la exposición temprana a más de una lengua.
He utilizado el verbo "cultivar" adrede porque, DE VERDAD, los frutos no se recogen hasta pasado bastante tiempo (así que: MUCHA paciencia). Cuanto más pequeños son de edad, más van a tardar en "dar frutos" pero, os lo aseguro, una vez que los "den", es realmente impresionante lo que se puede "cosechar".
Así que, volviendo a la pregunta de esta entrada, ahora respondo que se puede aprender música desde edades increíblemente tempranas (canturrear, palmear, bailotear...) y se puede aprender a tocar un instrumento desde edades muy tempranas también, pero siendo conscientes (los adultos que los acompañamos) que el proceso es largo.
Hay muchos factores que influyen a la hora de que nos decidamos a apuntar a clases de música o clases de instrumento a nuestros retoños: la edad que tengan, el grado de dependencia/independencia (cuanto más pequeños, más dependientes, por tanto, más necesidad de un adulto responsable en el proceso), la motivación, el carácter, la disponibilidad de llevarlos, traerlos, acompañarlos... etc.
Cada familia debe reflexionar sobre todos ellos y valorar el momento más adecuado para que un miembro de la familia empiece a recibir instrucción formal de música.
¡Espero haberos ayudado un poco en esta complicada decisión!
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