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  • Foto del escritorCheng-I V. Chen Liu

Desmontando los mitos del "Método Suzuki"

Desde que era joven, en mis años de estudiante en el conservatorio, oí muchas veces decir que los niños que seguían el "Método Suzuki" conseguían tocar muy pronto muchas piezas pero que les faltaba soltura con la parte teórica (el solfeo propiamente dicho: lectura de notas y ritmos) y que también solían adolecer de problemas técnicos (que no trabajaban la técnica, el oído y la afinación...).

Al llegar a mi primera edad adulta, mientras iba entrando en el mundo profesional, seguí escuchando las mismas opiniones: que no era tan buen método como pretendían vendérnoslo.


De hecho, yo misma lo "sufrí" en mis carnes cuando empecé a estudiar violín a la "tardía" edad de 14-15 años. Toqué piezas recogidas en los diferentes volúmenes del "Método Suzuki" pero, en estos últimos años me he dado cuenta de que yo no aprendí a tocar siguiendo el método, o la filosofía, del Dr. Suzuki.


Cierto es que en muchos centros de formación musical se apoyan en los libros publicados para usar su repertorio, pero eso dista mucho de aprender bajo el "Método Suzuki". Bueno, sin ser políticamente incorrecta, me voy a permitir la licencia de afirmar que eso NO ES EL MÉTODO (usar los libros y tocar las piezas ahí recogidas). Así que es un flaco favor el que hacen a este sistema japonés que, sin ser perfecto, para mí es de lo más adecuados para iniciarse en el mundo de la música, especialmente en edades tan tempranas como antes de los 3 años. Con adaptaciones a edades más avanzadas, también me parece adecuado usarlo.


¿Por qué le tiene tanta tirria el personal de los conservatorios profesionales? Para empezar, porque se basa en el oído y la memoria, sobre todo en los inicios. Eso no significa que, llegado el momento adecuado, no aprendan a descifrar una partitura y a estudiar piezas nuevas desde el documento escrito. En España, el sistema de los conservatorios es extremadamente solfista, hasta el punto de que hace 30 años (cuando yo empecé mi formación de manera oficial) teníamos 1 curso entero de solfeo, 4 horas a la semana, sin hacer ni un solo acercamiento a un instrumento musical.

Lo más parecido a hacer música de aquellas clases era la parte de entonación, en la que entonábamos (pero no cantábamos piezas o melodías musicales, con letra por ejemplo, en un intento más interpretativo; sino era educación del oído, del sentido de la afinación y de la voz). Es verdad que una vez finalizado ese primer año de solfeo, teníamos un nivel bastante avanzado (a nivel teórico) para enfrentarnos a una partitura. Pero yo dejé el conservatorio por no ver la música práctica por ningún lado: me aburría (menos mal que luego decidí darle una segunda oportunidad).


En segundo lugar, porque el "Método Suzuki" se aplica mal. Ya he adelantado que usar los libros no significa que se esté siguiendo el método. El método implica una participación muy activa de un adulto responsable, sobre todo en edades tempranas. Tan activa es la participación que ese adulto debe aprender a leer música, a afinar el instrumento (en el caso de las cuerdas) e incluso a tocarlo durante tiempo mínimo establecido. El método implica introducir la lectura de notas a partir de cierta edad y dependiendo de madurez del estudiante.

De alguna forma, el método en su formato más puro, casi no tiene cabida en los conservatorios españoles pues los niños comienzan a una edad relativamente tardía (8 años, cuando están ya en 3º de Educación Primaria) y no se contempla normalmente la presencia regular de un adulto que vaya a acompañar y hacer un seguimiento de ese alumno. Aquí sí tengo que reconocer algo "bueno" de los conservatorios españoles y es precisamente esa formación teórica, considerada tan importante y que en casi todo el mundo se suele retrasar muchos, muchos años.


Yo estoy embarcada en el quinto año de "Método Suzuki" con mi hijo mayor, y en el segundo con el pequeño. Provengo de una formación muy tradicional, toda mi educación musical es de conservatorio, siguiendo canales oficiales y sistemas pedagógicos "clásicos", pero agradezco muchísimo haber descubierto este sistema que les permite a mis hijos disfrutar de hacer música desde el primer día de clase (ambos empezaron antes de cumplir los 3 años). Es un viaje apasionante, muy duro y exigente para todas las partes implicadas, pero tengo el firme convencimiento de que merece la pena el esfuerzo.


Por supuesto, animo a todo el que lo quiera intentar que lo haga, pero en honor a la sinceridad, he de confesar que yo he pasado por momentos muy complicados en los que he dudado de si estaba haciendo "lo correcto".


Esta entrada va dirigida a aquellas personas que, interesadas en elegir la música como actividad extra-escolar para sus hijos o como hobby para sí misma, hayan oído pestes sobre el "Método Suzuki". Si te quedan dudas o te apetece comentar cualquier cosa, escríbeme o déjame unas líneas abajo, estaré encantada de dialogar y debatir sobre el tema de la educación musical.

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