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Foto del escritorCheng-I V. Chen Liu

Escuela de música o conservatorio, ¿qué elegir?

Actualizado: 8 sept 2020

En Madrid capital, a grandes rasgos, podemos dividir las opciones de formación musical en 4 grupos:


- clases particulares (donde hay máxima flexibilidad en todos los aspectos: edad de los alumnos, profesorado, modalidad, horario, tasas... casi siempre son clases individuales, con atención personalizada o si son en grupo, estos suelen ser muy reducidos).

- academias (son negocios especializados en la enseñanza de disciplinas artísticas, de titularidad privada y donde también hay bastante disponibilidad en cuanto a horarios, modalidades... ofrecen clases teóricas y de grupo... acogen desde edades muy tempranas hasta adultos aficionados; algunos tienen convenios con instituciones oficiales para ofrecer titulación oficial a través de exámenes que se ajustan a los programas educativos vigentes).


- escuelas de música (centros de enseñanza de música y danza, de titularidad pública municipal, aunque en ocasiones tienen gestión privada, no proporcionan un título reconocido oficialmente. Aunque tienen un currículo y unas edades que están bien delimitados, son una opción intermedia, relativamente accesible en cuanto a tasas y número de vacantes/plazas).


- conservatorios (centros de enseñanzas artísticas de titularidad pública pertenecientes a la Comunidad de Madrid, divididos en 3 etapas: enseñanzas elementales, enseñanzas profesionales y enseñanzas superiores, todas con sus diplomas oficiales. En líneas generales, son más estrictos en cuanto a rango de edades y el currículo es fijo, de forma que es equiparable a nivel nacional).


En localidades de la Comunidad de Madrid encontramos conservatorios dependientes también de la Consejería de Educación y escuelas de música llevadas por los Ayuntamientos de cada población. Asimismo también hay academias privadas y muchos profesores ofreciendo sus servicios a nivel particular.

Tanto las clases particulares como las academias ofrecen la posibilidad de empezar desde muy pronto, casi diría que "tan pronto como uno quisiera".

En cambio, en las escuelas de música y los conservatorios oficiales, hay límites de edades a los que hay que acogerse (¡atención! que los plazos administrativos de ellos también son más estrictos: para inscribirse, matricularse, apuntarse, desapuntarse... etc.).


Aunque las escuelas de música ofrecen clases (grupales) desde los 3 años (en un programa especial que denominan "Taller") y en el ciclo de 4-7 años (4 cursos en los que se pretende preparar a la formación posterior), hasta los 8 años no ofrecen la clase de instrumento propiamente dicha. Esta edad coincide con la del conservatorio de música, que acepta alumnos a primer curso desde el curso en el que se inicia 3º de Educación Primaria. La diferencia es que el conservatorio de música no ofrece unos años previos de preparación.

En realidad, viene a decir que "no son necesarios". Se hacen unas pruebas de acceso (en conservatorios de música) por la alta demanda, pero en principio no se exige tener ningún conocimiento musical anterior. En cambio, en las escuelas de música no hay prueba de acceso: aceptan solicitudes de interesados, se efectúa un sorteo anual y se ofrecen las plazas desde el aspirante que ha obtenido el número 1 del sorteo.


Entonces, ¿no sirven de nada esos años de preparación de las escuelas? Pues no creo que sea justo decir que no sirven de nada: pueden despertar la curiosidad de los niños, son estímulos que les prepara el sentido del ritmo, de la entonación... por otra parte, aprender en grupo me parece una sistema estupendo pues de los pares se enriquecen mucho, además de que en grupo también se siguen formando como personas que van a vivir en sociedad.

Diría que no es tanto por los contenidos en sí, sino por lo que rodea al proceso: la interacción con otros niños, la valoración de la figura del profesor, el respeto a los demás, esperar tu turno, desarrollar la paciencia... Yo lo veo casi como una extensión de la Educación Infantil, donde creo que se debe priorizar la construcción de seres humanos a la formación académica como tal. Como faltan horas dedicadas a la expresión artística (en mi humilde opinión), esta fase de preparación que ofrecen las escuelas de música pueden constituir un complemento ideal para la formación integral de los pequeños de la casa (sobre todo cuando los padres no son músicos, o no tienen recursos para que los niños estén expuestos al arte, ya sea por falta de formación o de tiempo).


¿Cuál de los centros te conviene? Para responder a esta pregunta cada familia debe valorar los pros y contras de cada opción. Si te apetece profundizar más en el tema, puedes escribirme que intentaré aclararte los aspectos que necesites.


¡Hasta otra ocasión!


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