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  • Foto del escritorCheng-I V. Chen Liu

Música y carnaval - Febrero 2021


Está siendo un mes muy intenso en cuanto a entradas porque hace apenas una semana que hablaba del Año Nuevo Chino y alguna de las músicas que nos acompañan durante estas importantes fechas en todo Asia y la comunidad asiática extendida por el mundo. Poco después, hace 2 días, publiqué otra entrada sobre el día de San Valentín, y seguidamente os traigo esta entrada sobre el Carnaval y la música inspirada en esta fiesta.



¿Qué tendrán en común Cádiz, Tenerife, Venecia, Barranquilla, Río de Janeiro...? Pues sus carnavales, claro. Seguro que estos días, aunque no vaya a haber grandes eventos multitudinarios debido a todas las restricciones que estamos viviendo, habréis visto (sobre todo) niños y niñas difrazad@s. Los colegios, dentro de sus posibilidades, están celebrando el Carnaval (y me alegro de que al menos los más jóvenes puedan vivir y disfrutar de unos días más coloridos y alegres).


Hoy vamos a viajar un poco gracias a la música y podremos trasladarnos, al menos en mente, a sitios lejanos donde los carnavales tienen mucha fama. También podemos viajar hacia atrás en el tiempo y sumergirnos en la época en que la commedia dell'arte* nació y se popularizó en la Italia renacentista. ¿Me acompañas?

*La comedia del arte fue un tipo de teatro en el que hay participación de tradiciones carnavalescas (como las máscaras, los disfraces y ciertos personajes de índole humorística como los payasos Arlequín, Colombina o Polichinela) y otros recursos mímicos y acrobáticos.

En las "4 estaciones" del veneciano A. Vivaldi (1678-1741), el compositor nos acompaña musicalmente por los diferentes ambientes que genera cada estación del año en una suerte de música programática pre-decimonónica*. El Invierno es el cuarto concierto y en el texto que acompaña a esta música no hay alusión directa al carnaval, pero por su vínculo con la ciudad veneciana, no sería descabellado pensar que estaría familiarizado con las celebraciones de carnaval y que estas formarían parte de su discurso musical de alguna forma.

*La música programática parece única del siglo XIX pero nada más lejos de la realidad: ya encontramos programas en las composiciones de autores como W. Byrd (1543-1623) en "La Batalla" o M. Peerson (1571-1651) en "La caída de la hoja" o las piezas tituladas "Pastoral" de época barroca y clásica.


El carnaval de Venecia de N. Paganini (1782-1840) es una obra en forma de tema con variaciones para violín. Aquí tenemos una actuación del siempre original David Garrett (al aire libre, sin director dirigiendo la orquesta, con el mismo solista abandonando el escenario en una especie de "actuación teatral") y aquí otra colorida y juvenil versión de estudiantes del histórico Conservatorio Tchaikovsky, de Moscú (Rusia).


La pieza de Paganini es tan popular que encontramos arreglos de Tárrega (1852-1909) para guitarra sola o variaciones basadas en el tema del trompetista W. Marsalis (1961).

Por cierto, ¿os resulta conocida la letra de "Mi barba tiene tres pelos"?


Curiosamente, G. Rossini (1792-1868) también tiene una pieza para 4 voces mixtas (o coro) y acompañamiento al piano, con el mismo nombre de "Carnaval de Venecia".


Carnaval en Roma de H. Berlioz (1803-1869) era el preludio al segundo acto de la ópera Benvenuto Cellini. La ópera no tuvo mucho éxito y hoy en día apenas se programa. Berlioz tuvo la brillante idea de presentar la obertura como pieza orquesta independiente en 1844 y gracias a esta inteligente maniobra actualmente la obra tiene cierto reconocimiento.


Carnaval op. 9 de R. Schumann (1810-1856) y Carnaval de Viena op. 26 del mismo compositor son dos obras para piano solo. La primera tiene muchísima más envergadura (consta de hasta 20 números y dura en torno a 30 minutos), con una complejidad psicológica que se suma a la dificultad técnica, mientras que la segunda, aun siendo una obra compuesta 5 años más tarde, es considerada obra menor (cuenta con 5 movimientos y una duración aproximada de 20 minutos). A mí me resulta fascinante poder acercarme a la figura de Schumann a través de estas composiciones, pues en ellas quedaron plasmados su mundo interior y la sensibilidad de su propia persona (concretamente, entre las 22 piezas del op. 9 hay algunas dedicadas a los personajes de la commedia dell'arte, otras dedicadas a amigos y conocidos y otras dedicadas a músicos como Chopin o Paganini, en una combinación fabulosa del mundo real y el mundo fantástico e imaginario).


Otra obra pianística de Schumann que también guarda relación con el tema del Carnaval es su opus 2, Papillons (que significa "mariposas", en francés) y son la expresión musical de un baile de máscaras. Schumann rondaba la veintena cuando la compuso y se dice que él mismo reconocería haberse inspirado en la última escena de una obra literaria de Jean Paul Friedrich Richter (1763-1825), Flegeljahre (Años de Estudiantina).



En la Rapsodia número 9 "Pesth's Carnival" de F. Liszt (1811-1886) podemos escuchar cómo las melodías y danzas de orígenes diversos (italiano, zíngaro) y del carnaval húngaro se entremezclan. Se compuso en 1847 y el mismo autor dejó versiones para dúo de piano y para trío piano-violín-chelo. Tiene un aire de improvisación que caracteriza la música de factura más popular.


Carnaval en Rome y Una noche en Venecia son dos obras de J. Strauss II (1825-1899) que nos sirven para ambientarnos en ambas ciudades italianas aunque siempre bajo la rítmica inconfundible del vals, aquella danza campesina de orígenes humildes que el compositor supo elevar y estilizar.



Muy popular entre el público infantil es El carnaval de los animales de C. Saint-Saëns (1835-1921). Obra compuesta para conjunto de cámara, solamente se interpretaba en entornos privados y se pudo publicar tras la muerte del compositor. Desde entonces, su fama ha crecido mucho y es una de las obras clave para acercarse a Saint-Saëns. Divertida y desenfadada, sus 14 números están plagados de guiños hacia otras obras musicales, tanto propias como ajenas (melodías populares francesas antiguas, el famoso "Can-can" de Offenbach y un fragmento de su propia "Danza Macabra").



"The Seasons: February - Carnival" de P. I. Tchaikovsky (1840-1893) es una breve pieza para piano que ilustra musicalmente el epígrafe poético que lo acompaña:

"At the lively Mardi Grassoon a large feast will overflow" (de Pyort Andreyevich Vyazemsky, que fue un importante poeta de la Rusia Imperial).

El texto fue elegido por el editor Nikolay Bernard, que también fue el encargado de proporcionar el resto de líneas poéticas para el resto de meses del año.


Injustamente desplazada por la famosísima Novena Sinfonía "Del Nuevo Mundo" (como muchas otras obras del catálogo de su autor), el Carnaval op. 92, B. 169, de A. Dvorak (1841-1904) es una obertura de concierto, compuesta en 1881. La música es fresca y ligera, con energía y muy agradable de escuchar. Concebida inicialmente como "Carnaval de Bohemia", se aprecian giros del folclore eslavo que impregnaría todo el lenguaje musical de Dvorak.


Pulcinella de I. Stravinsky (1882-1971) fue un ballet encargado por el empresario fundador de los famosos Ballets Rusos, Serguéi Diaghilev (1872-1929). El argumento gira en torno a Polichinela (Pulcinella), uno de los personajes de la commedia dell'arte. Como curiosidad, he de destacar que Pablo Picasso fue el encargado de diseñar el decorado y los vestuarios, ¡otro motivo más para conocer la obra!



Otro "Polichinelo" es el que aparece en el título de la séptima pieza del primer libro de la colección "A prole do bebê" del brasileño H. Villa-Lobos (1887-1959). El término Polichinelo es la versión portuguesa del payaso Pulcinella, pero también es el nombre que se le da al juguete infantil "Jumping Jack" (que, a su vez, es el nombre de un ejercicio gimnástico que consiste en abrir y cerrar las extremidades mientras se salta ligeramente). No me parece que Villa-Lobos se inspirara en el personaje carnavalesco para su composición pianística, pero como comparten el mismo nombre y siendo él mismo nacido y fallecido en la ciudad de Río de Janeiro, por lo menos quería dejar constancia de ello*.

*Además, así lo doy a conocer un poco más, porque es un compositor que no tiene la fama que podría merecer.

Carnaval en París es la aportación al repertorio carnavalesco de un desconocido compositor noruego, J. Svendsen (1840-1911). En esta pieza se describe una escena de carnaval en la capital francesa. Es una pena que no se programe más su música, pues tiene una orquestación muy acertada, que recuerda a veces a la de H. Berlioz.


Al igual que con el tema del amor y la música, el tema del carnaval también ha dado mucho juego. Queda mucha música relacionada con este tema por conocer, pero lo voy a reservar para otra entrada y así que año que viene podemos disfrutar de más composiciones interesantes.


Espero que os haya gustado, y que disfrutéis de unos días desenfadados, dentro de los límites que están vigentes en cada sitio. ¡Hasta la próxima!




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