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  • Foto del escritorCheng-I V. Chen Liu

Música y Halloween II: historias musicales terroríficas


¡Ya estamos en la víspera del Día de todos los Santos! Hoy voy a continuar con el tema de Halloween porque la entrada anterior se me antojaba excesivamente larga si hubiera querido incluir las piezas que voy a comentar a continuación.



Antaño, se creía que los espíritus de los muertos se levantaban para caminar entre los vivos. Durante el período Romántico, la muerte era un tema por el que los artistas de todos los campos sentían mucha fascinación (así como por todo lo fantástico, lo irreal, lo exótico, lo sobrenatural...). Escritores, pintores y compositores se dejaban llevar por la imaginación y pretendían trasladarnos a través de sus obras a esos mundos lejanos y desconocidos.


En la "Sinfonía fantásica" op. 14 de H. Berlioz (1803-1869) hay un total de 5 movimientos. Los 2 últimos, 4. La marcha al cadalso ("Marche au supplice" en el original) y 5. Sueño de una noche de aquelarre ("Songe d'une nuit de Sabbat" en el original) tienen referencias explícitas al tema de los muertos y demás seres extraordinarios. Escuchando esta composición, uno puede imaginarse las escenas que describen los títulos. Cierto es que son muy sugerentes y que a cada movimiento le corresponde un texto que narra la historia (facilitando el discurso musical). Berlioz conocía muy bien la orquesta, su forma de escribir conseguía aprovechar la riqueza de los instrumentos y los recursos tímbricos, y el mensaje llega muy bien al oyente.


En los "Cuadros de una exposición" de M. Mussorgsky (1839-1881), el compositor se inspiró en 10 pinturas y dibujos que formaban parte de una exposición póstuma de su amigo recientemente fallecido Viktor Hartmann (1834-1873). La composición original es para piano solo, pero se conoce también la versión orquestal que realizó M. Ravel (1875-1937).


Entre las 10 piezas hay 2 que tienen relación con Halloween: 8. Catacumbas y 9. La cabaña sobre patas de gallina (donde vive Baba Yaga, la perversa bruja que come niños).

También de Mussorgsky es la música de "Una noche en el Monte Pelado". El compositor se inspiró en un cuento de Nikolai Gógol (1809-1852) donde un campesino presencia un aquelarre en el Monte Pelado. Sobre esta pieza escribí unas pocas líneas en esta entrada sobre Disney y la música.


Podéis escuchar una versión orquesta o ver el fragmento de los dibujos de Disney (aparece en la primera película de "Fantasia"), ¡son terroríficos!


A. Lyadov (1855-1914) fue un compositor ruso que no se conoce apenas hoy en día, pero cuya música tiene mucha calidad y me resulta muy interesante. Tiene varias composiciones que están relacionadas con la temática que nos ocupa en la entrada de hoy: Baba Yaga op. 56, Kikimora op. 63 y From the Apocalypse op. 66. Todas ellas son fáciles de encontrar (una vez más, la plataforma YouTube resulta de gran ayuda).


El tercer movimiento de la primera sinfonía de G. Mahler (1860-1911), que lleva el sobrenombre de "Titán". Se inicia con la melodía popular "Frère Jacques" (o "Bruder Martin", según el idioma). Está en modo menor y tiene carácter de marcha fúnebre. No os perdáis este simpático video educativo sobre la pieza en un ensayo abierto con el director venezolano Gustavo Dudamel (1981).


Ya en el primer post sobre músicas que habían sido compuestas inspirándose en el tema de Halloween se comentó que, en la tradición alemana, hay una leyenda sobre una persona que supuestamente existió en la vida real. Se llamaba Fausto y era un erudito que cerraría un trato con el Diablo, por medio del cual le cedía su alma y él obtendría conocimiento ilimitado y placeres mundanos. Este personaje ha inspirado obras literarias* y composiciones musicales (como las de Wagner, Berlioz, Gounod o Liszt).

* El poema dramático de Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) es el más conocido, aunque más reciente contamos con la novela de Thomas Mann (1875-1955) Doktor Faustus.

En esta segunda mitad de este segundo post sobre Halloween, la muerte y otros temas relacionados, también mencionaré un tipo de composición que se ha escrito desde hace más de 500 años: la misa de difunto o misa de muertos (o "por los muertos"). También lleva el nombre de "Réquiem" (porque la primera frase del Introito dice "Requiem aeternam dona eis") y pertenecen originariamente a la tradición cristiana en varias de sus ramificaciones (católicos, protestantes, anglicanos, ortodoxos...).


Muchos compositores han escrito una o más: H. I. Biber (1644-1704), J. D. Zelenka (1679-1745), M. Haydn (1737-1806), L. Cherubini (1760-1842), H. Berlioz (1803-1869), A. Bruckner (1824-1896), R. Schumann (1810-1856), G. Fauré (1845-1924), C. Gounod (1818-1893), M. Duruflée (1902-1986), G. Verdi (1813-1901), A. Dvorak (1841-1904), G. Ligeti (1923-2006), I. Stravinsky (1882-1971), A. Schinittke (1934-1998), etc., por citar algunos de ellos.


El más antiguo que se conserva es la Missa pro defunctis de J. Ockeghem (c. 1410-1497) compuesta en el año 1461. El español C. de Morales (1500-1553) también escribió más de una Missa pro defunctis. Estas composiciones más tempranas dedicadas a los muertos eran únicamente vocales.


El más conocido sin ninguna duda es el que compuso W. A. Mozart (1756-1791). Fue su última obra y, de hecho, murió antes de poder concluirla. Es famoso, en parte, gracias a la película "Amadeus" (1984) aunque hay inexactitudes en la narración de los hechos: por ejemplo, fue terminado por un pupilo de Mozart llamado Franz Xaver Süssmayr (1766-1803), y no por su "enemigo" Antonio Salieri (1750-1824), quien tampoco era tal enemigo.

Resulta sorprendente cómo la energía del "Dies Irae" termina desembocando en el sobrecogedor el "Lacrimosa".


El desarrollo y evolución musical hizo que la forma fuera ampliándose y ganando en complejidad y densidad. Se incorporaron los instrumentos a las partes vocales para acompañar y reforzar el mensaje. Los Requiem posteriores eran más diversos y originales que los primeros que se compusieron durante el Renacimiento y el Barroco. Además, algunas composiciones fueron alejándose del escenario eclesiástico (iglesias o catedrales) para entrar en las salas de conciertos laicas, perdiendo una parte de su significado religioso.


El "Réquiem alemán" op. 45 de J. Brahms (1833-1897) es peculiar porque se compuso bajo el paraguas de la tradición luterana y no tenía un enfoque exclusivamente litúrgico.


El "Réquiem de guerra" op. 66 de B. Britten (1913-1976) estaba dedicado a los caídos en conflictos bélicos (concretamente fue para la reconsagración de Catedral de Coventry, que quedó destruida tras la Segunda Guerra Mundial). Al igual que el menos conocido "A World Requiem" op. 60 de J. Foulds (1880-1939), aunque en este caso su homenaje era a los fallecidos en la Primera Guerra Mundial. A través de estas músicas, se propone una reflexión sobre la inutilidad de las guerras y suponen una llamada a favor de la paz.


Había prometido SORPRESA para esta semana pero siento tener que posponerla. Me es imposible realizarla en condiciones óptimas, así que prefiero reservarla para otra ocasión. Lo siento mucho, prometo que (cuando la consiga llevar a cabo) será muy chula.

Con esto doy por concluido el tema de Halloween y la música de corte clásico, al menos para este primer año.

Os deseo una noche terrorífica y ¡hasta la próxima!




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